El lugar es bonito, la vista es increíble, pero la comida es bastante normal, la carne estaba dura y el plato llegó frío, nada del otro mundo en lo relacionado con el restaurante. No es fácil acceder al lugar en carro, si no tienen un buen vehículo o van en un automóvil bajito, les tocará dejarlo parqueado abajo y subir unos 500 metros una colina para acceder al sitio, lo cual dificulta la visita de personas de avanzada edad y niños muy pequeños (y eso esperando que no haya llovido, porque se puede poner peor). La atención del personal es buena, se esmeran por dar un buen servicio y son muy amables, definitivamente su punto débil no son las instalaciones ni el equipo, sino la comida.
Es un lugar ideal para disfrutar y descansar en pareja y deleitarse con un lindo paisaje y una vista espectacular. Ofrecen un servicio esmerado; los desayunos son deliciosos. La clase de pizza es una actividad fabulosa y los masajes son un imperdible.
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